ELECCIONES EN ALEMANIA.Merkel vence y la ultraderecha entra en el Parlamento, según los sondeos


La canciller alemana lograría un cuarto mandato marcado por la entrada de Alternativa por Alemania en el Bundestag

Cuatro años más para la era Merkel. El partido de la canciller alemana ha ganado las elecciones alemanas por cuarta vez consecutiva y por una holgada mayoría, según las primeras proyecciones. La Unión cristanodemócrata (CDU) habría obtenido un 32,7% de los votos, según datos preliminares publicados por la televisión pública ARD. La CDU tendrá sin embargo que buscar a un socio para formar una coalición con mayoría suficiente para poder gobernar.


Merkel vence y la ultraderecha entra en el Parlamento, según los sondeos La Izquierda lucha para mantenerse relevante en la política alemana.

Los resultados provisionales confirman además una noticia temida desde hace semanas: un partido de extrema derecha entrará en el Parlamento por primera vez desde la segunda Guerra Mundial. Y lo hará como el tercer partido más votado, con una representación muy por encima del 5% necesario para acceder al Bundestag. Con un discurso xenófobo y contrario al euro, Alternativa por Alemania (Afd) habrían logrado un 13,4% de los votos, según los sondeos. El Partido socialdemócrata habría sufrido una derrota histórica, según los primeros resultados.

El nerviosismo ante la perspectiva del desembarco de Afd en el Bundestag es patente entre la clase política alemana desde hace días. “Vuestro voto cuenta. La gente que no vota deja que otros decidan por ellos el futuro del país. Tal vez nunca había estado tan claro como ahora que estas elecciones también tratan del futuro de la democracia”, pedía esta mañana el presidente alemán, Frank Walter Steinmeier, en la edición dominical del diario Bild.

Extremismos aparte, los alemanes han votado por el continuismo y la estabilidad que para muchos votantes representa la canciller, Angela Merkel, después de 12 años al frente del Gobierno. Ella representa para muchos ciudadanos la estabilidad, en un mundo convulso en el que habitan Trump, Erdogán y Kim Jong-un. Representa la asertividad y la firmeza necesarias para hacer frente a las amenazas internacionales. Pero es también para sus votantes, la artífice de un periodo económico, que a pesar de la lacerante desigualdad que recorre el país y los estragos proyectados en el exterior por su política comercial, ha reportado altas cotas de bienestar a millones de ciudadanos en Alemania. El domingo por la mañana, Volker Kraftczyk, un ingeniero aeronáutico de 47 resumía bien ese sentimiento después de votar en un barrio del norte de Berlín. “Es una mujer fuerte que nos representa bien en el resto del mundo. Y aquí dentro.. Alemania es uno de los países más ricos del mundo. No nos podemos quejar, ¿no?”.

El discurso del candidato del SPD, Martin Schulz, centrado en la justicia social, no ha acabado de cuajar. Las cifras iniciales apuntan a una debacle socialdemócrata. El SPD habría obtenido su peor resultado de la historia de la Alemania moderna, un 20,2%. Por momentos, a principios de año, pareció que Schulz podría haber sido la esperanza blanca de la socialdemocracia alemana, pero hoy ha quedado meridiano que no es así.

Die Linke, el partido de la extrema izquierda obtendría un 8,9% y Los Verdes 9,4% y 10,5% los liberales, que volverán a entrar en el Parlamento, después de cuatro años de ostracismo extraparlamentario. Su irrupción ha sido otra de las grandes novedades de estas elecciones. Vuelven con fuerza renovada de la mano de Christian Lindner, un candidato joven y dinámico que podría plantear muchos quebraderos de cabeza a Merkel. El FDP no ve con buenos ojos los planes de la canciller para reformar la eurozona y crear un presupuesto para la zona euro, además de nombrar un ministro de finanzas para la moneda única.

Hasta ahora, cuatro partidos –cinco contando a la CSU, el ala bávara del partido de Merkel, que concurre a las elecciones en bloque con al CDU- se sentaban en el Parlamento. A partir de ahora serán seis. Se prevé que esa fragmentación complique la formación de Gobierno. A la vista de los resultados preliminares, las dos opciones más viables para formar una coalición serían la reedición de la llamada Gran coalición –CDU/CSU y socialdemocracia-, que la dirección del SPD se apresuró ayer a descartar o la llamada coalición Jamaica por los colores de la isla caribeña –CDU, liberales y Verdes-.

Los votantes han mostrado un escaso apetito por repetir gran coalición, según la caída de los dos grandes partidos que muestran los datos preliminares. El Gobierno conjunto ha contribuido, según coinciden los expertos al resurgimiento de Afd, un partido que explota el discurso de que todos los políticos son iguales y ellos son los únicos que se atreven a decir los que las fuerzas del establishment no se atreven. En la calle, muchos electores mostraban un cierto hastío tras cuatro años de nueva gran coalición. “He venido a votar, pero no sé para qué, si al final en la gran coalición todo es lo mismo”, decía por la mañana una votante que se declaraba ecologista de izquierdas después de depositar su papeleta en Berlín.

La coalición Jamaica sería una novedad, nunca antes ha sido testada en el ámbito estatal. A la imprevisibilidad se le suman las contradicciones y líneas rojas de tres partidos muy diferentes que estarían condenados a entenderse bajo un mismo techo político. Refugiados, cambio climático y sobre todo la reforma de la eurozona que Merkel ha prometido emprender de la mano de París son algunos de los asuntos que complicarían la formación de una coalición Jamaica.

La aritmética indica que la ultraderecha de Afd tendrá, según las cifras preliminares más de medio centenar de escaños en el Parlamento, pero sobre todo, que en caso de gran coalición, lideraría la oposición con un potencial para marcar la agenda política y el debate nacional sin precedentes.

Es cierto que el populismo de extrema derecha ha crecido en los últimos años en casi todos los países europeos y con porcentajes de voto bastante más elevados que los de Afd. Francia, Holanda o Austria son tal vez los ejemplos más significativos. Pero también es verdad que Alemania es un caso único por evidentes razones históricas. Su pasado nazi había hecho hasta ahora, que la posibilidad de tener un partido de extrema derecha se concibiera como muy remota. Ya no.

Es además un caso extraordinario porque la emergencia de la ultraderecha se produce en un contexto de bonanza histórica con pocos precedentes. En el caso de Afd, la protesta nace sobre todo del rechazo identitario a una sociedad que se ha vuelto culturalmente menos homogénea. Sus votantes repiten que no quieren que Alemania deje de ser lo que era, con sus tradiciones y su cultura.

La llegada de 1,3 millones de refugiados en los últimos dos años ha sido el gran caballo de batalla de Afd en esta campaña en la que se ha afanado en vincular la criminalidad con la inmigración y el asilo y en la que ha exacerbado el sentimiento de identidad nacional. La decisión de abrir la puerta a los refugiados corresponde únicamente a Merkel, en la que la mayoría de los alemanes sin embargo ha vuelto a depositar su confianza después de que en los últimos meses endureciera sus políticas y su retórica migratoria.

A partir de esta noche da comienzo el complejo baile de alianzas que podría prolongarse durante semanas e incluso meses y que debería culminar con la formación de una coalición que gobierne la primera economía de Europa.



El País.com

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