Reflexión psicopedagógica

La orientación educativa se concibe como un proceso de ayuda y acompañamiento a todo el alumnado, profesorado y familias, en todos los aspectos del desarrollo (personal, académico, profesional, social, emocional, moral, etc.). Esto se lleva a la práctica mediante una intervención continuada a lo largo de toda la escolarización y cooperativamente entre todos los agentes implicados (profesorado, tutores, orientadores, familias, etc.).

Álvarez/Bisquerra (2012)

Cuando escucho a alguien decir que quiere estudiar Orientación profesional, la mayoría de las veces le pregunto: ¿Por qué decidiste estudiar esa carrera? ¿Qué te inspiró o que te motivó a verla como una opción académica?  Y para mi sorpresa la mayoría responde: “porque es más fácil de estudiar”… ”Porque no quiero coger lucha en las aulas” o porque “suena bonita la palabra orientación”, otros, en menor proporción responden que  querían ser psicólogos, pero no estaba como opción de carrera en  las universidades de esta región y por eso decidieron hacerse orientadores, porque es prácticamente lo mismo, dicen algunos.

Pero la orientación, aunque es una rama de la psicología, es totalmente diferente en su naturaleza y objetivos. Explico,la psicología es el estudio científico de la mente y el comportamiento humano cuyos objetivos son: describir, explicar, predecir y modificar el comportamiento humano. Mientras que la Orientación académica está enfocada en dar ayuda y acompañamiento a todo el proceso educativo y sus actores.

¿Podrían ser estas opiniones o enfoques de los interesados en esta carrera, parte de las causas de que muchos orientadores no funcionan en las escuelas donde son asignados?

A menudo escucho decir que una parte importante de los orientadores funcionan en las escuelas como una especie de "utility", que no encuentran el tiempo ni los espacios para ejercer adecuadamente tan hermosa, digna e imprescindible labor educativa, sin la cual el proceso de enseñanza aprendizaje dentro de las escuelas estaría incompleto. Es por eso que se hace necesario que cada orientador valore en su justa dimensión el por qué y el para qué de su carrera profesional y de esta manera ser ente coadyuvador y  articulador  de los procesos educativos a los cuales está ligado.

Al final, hago un llamado a cada orientador y orientadora para que promuevan los valores de la orientación, su naturaleza y objetivos dentro y fuera de las escuelas para que los demás actores del proceso educativo conozcan sus funciones y así puedan beneficiarse más de estas herramientas de desarrollo escolar.

Roberto Peña M.A

El autor es orientador de profesión con maestría en orientación e Intervención Psicopedagógica.