“No hay forma de llegar ilegalmente a Europa sin ayuda de una mafia”
https://www.notiredsanjuan.com/2018/03/no-hay-forma-de-llegar-ilegalmente.html
Álvaro Rodríguez Gaya, jefe de estrategia del Centro Europeo contra el Tráfico de Personas de Europol, asegura que este negocio movió en 2015 cerca de 6.000 millones de dólares
El negocio del tráfico de seres humanos movió en 2015 cerca
de 6.000 millones de dólares (4.875 millones de euros) en el mundo. Sus
beneficiarias son unas redes internacionales relacionadas entre ellas, que
pueden ganar más dinero así que con las armas o las drogas. Europol, la oficina
europea de la Policía, tiene los datos personales de 27.000 sospechosos de este
comercio, cuyas víctimas son refugiados e inmigrantes irregulares de múltiples
nacionalidades: desde sudaneses y eritreos a iraquíes o sirios. Todos ellos
adquieren deudas que en Níger, camino de Libia, pueden sumar hasta 30.000
dólares, por unos viajes con destino a Europa que pueden durar años.
La propia Europol señala que el 90% de los inmigrantes
irregulares se ha puesto en contacto con los traficantes o ha sido transportado
por ellos. “No hay forma de llegar ilegalmente a Europa si no es con ayuda de
una mafia. Ni siquiera los sirios, que son en principio refugiados de guerra.
En algún momento son usados por los traficantes, que les proveen de pasaportes
falsos de calidad. En Atenas y en Estambul hay imprentas capaces de producir
cientos de documentos difíciles de detectar por los filtros policiales
fronterizos. Se venden a escala internacional en la Internet profunda, y hay
otros métodos. En 2015, al principio de la crisis de los refugiados, hubo en
Siria un gran robo de pasaportes en blanco y todavía aparece alguno. También se
cambian las fotos, para que lo usen varias personas con cierto parecido
físico”, dice el español Álvaro Rodríguez Gaya, jefe de estrategia del Centro
Europeo contra el Tráfico de Personas, organismo creado en Europol en 2016 a
instancias de la Comisión Europea.
Si bien hay varias rutas para la inmigración irregular, y hay
mafias controladas por ciudadanos ucranios o rusos que embarcan a la gente
desde Turquía en naves de recreo rumbo a Italia, según el experto, tanto el
traficante como su presa tienen múltiples nacionalidades. “Unos y otros suelen
guardar cierta afinidad cultural o de lengua, y los que manejan el tráfico
tienen enlaces en todo el trayecto: desde el origen, donde reclutan al
inmigrante, al tránsito y destino. Hay búlgaros, rumanos y turcos que mueven a
inmigrantes dentro de la UE, así como afganos y paquistaníes que tienen ya su
cuota de negocio. Es la misma cadena de traficantes —mafia italiana incluida—,
que ofrecen sus servicios para llegar a Europa desde África, con Níger como
centro neurálgico. Luego a Libia, donde hay otra mafia para la ruta por el
Mediterráneo”.
Si bien una de las mayores preocupaciones de Europol es el
tráfico de menores, los abusos sufridos por los inmigrantes son generales. Dice
Rodríguez Gaya que en Libia hay “violaciones, secuestros, homicidios y
asesinatos”. La Organización Internacional para las Migraciones y Naciones
Unidas han constatado que las penurias del viaje llevan a muchos a intentar el
regreso a casa, pero a veces se quedan atrapados en Libia. “Están allí en
centros fuera del control del Gobierno, y son obligados a trabajar y hasta
tomados como rehenes para pedir rescates a sus familias. Y han adquirido en
Níger una deuda que oscila entre 30.000 y 40.000 dólares por persona. Además,
los menores en desamparo, ya sean africanos o de Oriente Medio, han aumentado y
son vulnerables incluso en los centros de acogida, donde siguen merodeando las
mafias. Para nosotros y para Frontex (Guardia Europea de Fronteras y Costas) son
una prioridad”.
Los datos de 27.000 sospechosos de tráfico de personas
llegaron a Europol desde la UE y de los países que tienen un acuerdo operativo
para intercambiar información personal con la policía europea, entre ellos
Suiza, Noruega o Australia. “Nosotros analizamos la información y remitimos
informes al país en cuestión, y para luchar contra el tráfico hay policías de
la UE trabajando en origen. España, que es un gran contribuyente [hay 116
españoles de un total de 1.200 empleados] y Francia trabajan desde 2107 en
Níger para detener a los traficantes. La Comisión Europea facilitará otras
misiones similares en Túnez, Egipto y Marruecos”, según detalla Rodríguez Gaya.
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