Símbolo dominicano que adornará las calles de Allapattah. Muñecas sin rostro
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Las gigantes
muñecas sin rostro de Allapattah, un proyecto que busca destacar la identidad
dominicana del barrio de Miami.
Miami. El niño, que no
pasa de dos pies de alto, mira el volante de la falda del largo vestido azul.
Sus ojos marrones recorren la exuberante figura, deteniéndose por unos segundos
en las manos, que se juntan a la altura del estómago sosteniendo una flor
rosada. Sobre el cuello blanco del vestido, en el hombro derecho, cae una
trenza de pelo negro.
Finalmente el
pequeño levanta la cara, como si intentara ver el final de un rascacielos. Fija
su mirada en la cabeza, que lleva un sombrero rojo de alas anchas. Pero no hay
boca, ni nariz, ni ojos.
La mujer no
tiene rostro.
Sin mayor
asombro, el chico sonríe y declara: “Ah, es una muñeca de allá, que no tienen
cara. En mi casa hay una, pero chiquitica”.
“Allá” es la
República Dominicana, el país natal de sus padres. La casa del niño está en
Allapattah, un barrio obrero de Miami conocido como El Pequeño Santo Domingo
por ser el hogar de miles de dominicanos desde hace casi tres décadas.
Probablemente
muchos hogares del vecindario tengan en alguna mesa o estante una o varias
figuritas de las llamadas Muñecas Sin Rostro, una artesanía emblemática de
Quisqueya.
Pero en Nitin
Bakery, esta panadería de Allapattah, está la más grande que muchos hayan
visto, de unos siete pies de alto. Pronto, 10 más como esta adornarán las
aceras de varios negocios de la zona.
Es parte de un
proyecto de arte público de la Dominican American National Foundation (DANF).
La meta es destacar la identidad cultural del vecindario de unos 45,000
habitantes, adelantándose a los inminentes cambios tras el reciente interés de
los inversionistas inmobiliarios por el céntrico barrio.
“Es un proyecto
que está inspirado en los gallos de la Calle
Ocho, en La Pequeña Habana… que la gente inmediatamente asocia con
la cultura cubana”, dijo Rudy Duthil Vizcaíno, presidente de DANF. “Con las
muñecas, la intención es reconocer a la gente que ha vivido aquí por décadas, y
por eso vamos a invitar a diferentes artistas a que pinten cada muñeca con los
colores de las banderas de las diversas nacionalidades”.
Según la
periodista cultural dominicana Indhira Suero, la falta de rostro de la popular
pieza de orfebrería, se debe a que sus creadores buscaron destacar la
diversidad racial de los quisqueyanos.
“Tenemos
orígenes taino, africano y español y por lo tanto nuestros rasgos físicos son
una mezcla”, dijo Suero, quien escribe sobre folklore en su blog Negrita Come
Coco (www.negritacomecoco.com). “Hay muñecas sin
rostro que son de piel clarita, otras que son oscuritas y tienen éxito porque
representan exactamente como somos los dominicanos, de todo un poco”.
“Las originales
son unas piezas de barro, un material que los campesinos que las crearon podían
conseguir fácilmente. En sus manos tienen una flor, frutas o un macuto, porque
representan a la mujer campesina”, agregó Suero. “Pero con el tiempo se han
diversificado y ahora las hacen de cerámica o de porcelanicron, que es un
material más caro y más elaborado, y se venden en todas las zonas turísticas
del país, como Punta Cana y Bavaro”.
Allapattah, un
vocablo nativo americano que significa cocodrilo, era una región agrícola en el
siglo 20, que luego se convirtió en un barrio obrero en los años 1960. Está
situado entre las calles 28 y 36 y las avenidas 17 y 27 del noroeste.
Por años DANF y
otras entidades, como el Allapattah Business Development Authority, han trabajado con el
gobierno de la Ciudad de Miami en iniciativas de
embellecimiento para revitalizar la economía del barrio.
Pero algunos
temen que la anhelada prosperidad económica, contribuya a borrar la
autenticidad del vecindario y al desplazamiento de los actuales residentes. En
barrios cercanos, como Wynwood, los residentes de bajos ingresos han sido
desplazados con la llegada de inversionistas inmobiliarios, nuevos y caros
proyectos de desarrollo urbano, y el incremento de las rentas.
Allapattah ya atraviesa ese proceso.
Cada vez más inversionistas compran propiedades residenciales y comerciales. De
hecho, hay tantos especuladores inmobiliarios que compran en esa zona casas a
precios bajos en y las revenden, que un informe reciente indicó
que el costo de propiedades está subiendo más rápido en Allapattah que en Miami
Beach.
Vizcaíno, de la
Fundación Dominicana Americana, dijo que espera que iniciativas como las
gigantescas Muñecas sin Rostro o los murales de paisajes caribeños, contribuyan
a elevar el orgullo de las personas que ya viven en el barrio.
“Quizás decidan
comprar viviendas aquí en lugar de alquilar, y los dueños de negocios se
inspiren a mejorar e innovar en sus locales y a ponerse al día, si no lo están,
con los reglamentos municipales”, dijo Vizcaíno. “Lo importante es que se
organicen y destaquen la contribución que por años han hecho a esta ciudad”.
Para hacer
realidad el proyecto artístico, Vizcaíno buscó la cooperación de negociantes de
la zona dispuestos a colocar las piezas frente a sus locales y está gestionando
los permisos municipales correspondientes para su instalación. Los
representantes de DANF, que busca donaciones para completar la iniciativa,
esperan finalizar las instalaciones para mediados de este año.
Las piezas
serán creadas por el escultor cubano Uldis López, propietario de Art Foundry R.U.N.,
un taller de fundición en el distrito de arte de Bird Road. La muñeca que está
en la repostería de Allapattah desde diciembre es un prototipo, hecho de
poliestireno expandido (poliespuma).
“La idea de
llevar las muñecas sin rostro dominicanas a tamaños grandes y que sean arte
público me atrapó enseguida”, dijo López, quien trabaja con artistas
internacionales en la fundición de esculturas, mayormente en bronce.
“Las muñecas
finales se harán en resina, que es un material no tan costoso como el bronce y
que puede resistir el sol, la lluvia y las inclemencias del tiempo”.
En la panadería
Nitin Bakery, en la avenida 17 y la calle 31, antes de llegar a las vitrinas
llenas de empanadas, croquetas y la especialidad de la casa, el bizcocho dominicano,
te da la bienvenida las gigantes estatua de poliespuma con los colores de la
bandera dominicana.
La cubana Tania
Jáuregui, quien junto a su esposo, un chef uruguayo, compró la repostería hace
siete años, dijo que la muñeca ha despertado la curiosidad o la nostalgia de
los que visitan su negocio.
“La gente se
toma selfies, te cuenta historias de que creció viendo las muñecas en la casa
de su abuela, o de su tía. Empiezan a sentir nostalgia, a recordar”, contó
Jáuregui.
“Estas
iniciativas son importantes porque cuando tú ves cosas tuyas, cosas que te
recuerdan tu niñez, eso la gente lo valora y en ese momento empiezan a valorar
su vida y su presencia en este lugar”.
http://www.elnuevoherald.com/
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