TERMINO APROPIADO . CONMEMORAR O CELEBRAR

https://www.notiredsanjuan.com/2017/03/conmemorar-o-celebrar.html
Los locutores y comentaristas en medios
de comunicación suelen cometer una de las confusiones más frecuentes al emplear
los términos: celebrar y conmemorar sin una reflexión previa.
Esta confusión se da en el mejor de los
casos pues muchos de estos comunicadores sólo utilizan la palabra celebrar.
Así las cosas no nos extrañe que en la
radio se diga: “Hoy celebramos un aniversario más del fallecimiento de X
personaje”. En mi trabajo como comunicador ha sido frecuente esta situación, a
la cual he puesto de tajo un alto y una breve explicación de la gran
diferencia.
Celebrar significa hacer fiesta,
mientras que conmemorar representa un acto de memoria pública en torno a un
hecho o personaje determinado. Luego entonces, es un error decir que se celebra
un aniversario luctuoso sea este individual o colectivo.
Pero en este estado de cosas es posible
que algún hecho histórico sea susceptible de celebrarse y conmemorarse a la
misma vez. Sucede por ejemplo con nuestras tradicionales fiestas patrias, que
desde el momento de denominarse así hacen que resalte el aspecto celebrativo
sobre el conmemorativo. Un hecho tal es motivo de fiesta, pues la independencia
de México se supone mejoró el estado de las cosas, aún a costa de las numerosas
vidas perdidas, aspecto que debe ser considerado también y ser conmemorado. En
este caso en particular la solución es simple: el sector oficial conmemora a
través de ceremonias y el pueblo festeja dándole continuidad a sus tradiciones.
Interesante sin duda esta doble moral en nuestro calendario cívico y
preocupante el hecho de que un mismo concepto histórico tenga una doble
interpretación.
Esto no nos debe extrañar pues sucede
también en la vida religiosa de una gran cantidad de países, los
tradicionalistas principalmente. Mientras en el interior del templo se
conmemora, las calles se llenan de comercio y siempre hay más gente en el
exterior haciendo vida pagana que en el interior cumpliendo con la
conmemoración. Se trata de una constante casi matemática que nos conduce al
axioma: celebración mata a conmemoración.
Mientras los calendarios cívico y
religioso aparentemente combinan con justicia las fechas para celebrar y las de
conmemorar, en la realidad es muy difícil a estas alturas de la vida encontrar
verdaderos momentos de un recuerdo colectivo, sincero, reflexivo y formador de
una conciencia social integral.
Las conmemoraciones no son una decisión
de la sociedad, tal parece que son impuestas por las instituciones. De hecho,
reflexionemos un poco para caer en la cuenta que la Organización de las
Naciones Unidas ha insertado en el calendario mundial todo tipo de fechas
conmemorativas; lo ha hecho con una sana intención pero también de una manera
unilateral.
La celebración, por su parte, tiene
implícita esa complicidad colectiva que dice qué, como y cuándo algo debe ser
festejado. Sin ir más lejos, cualquier cumpleaños es planeado a detalle con
anticipación, y celebrado en atención a las tradiciones de cada núcleo social.
A nadie en una fiesta de este tipo se le ocurrirá pronunciar un discurso
conmemorativo, a lo más que se aspira es a un grito emancipador que diga la
palabra: ¡Salud!
Y en el ejemplo más clásico tenemos a
cualquier victoria deportiva de nuestra selección nacional, que reúne a
multitudes en sitios determinados por la costumbre sin que medie protocolo
alguno.
Mención aparte merece el misterio en
torno a los criterios que han determinado como conmemorables a los aniversarios
luctuosos de sólo algunos de los personajes de nuestra historia nacional. En un
acto de justicia todos ellos deberían tener su propio acto solemne y, tal vez,
un día feriado, que como se ha comprobado, no le cae mal a nadie
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